Tumores cutáneos en nuestros peludos

Una de las cosas que más nos agrada hacer con nuestros peludos es, sin lugar a duda, acariciarlos. Podemos sentir gratamente su calor y la suavidad de su pelo pero sobre todo, sentimos cómo nos relaja hacerlo, además de comprobar que a ellos también les encanta, con lo que doble beneficio de tan sencilla acción.

Como somos veterinarios, no podemos dejar de recomendar que aprovechemos ese momento de relación con nuestro fiel compañero para hacer una parte del chequeo de su salud: ya que les acariciamos por todo el cuerpo, vamos a aprovechar para palpar bien toda su piel con el objetivo de localizar posibles bultos que estén surgiendo.

En general, cualquier bulto, cuanto más pequeño se detecte, mejor pronóstico tendrá. Si os encontráis uno de estos bultos, sea del tamaño que sea, lleve el tiempo que lleve, y esté donde esté, no dejéis de venir a la clínica a preguntarnos.

¿Qué haremos nosotros? Pues lo primero comprobar que efectivamente es algo que “no debería” estar ahí, e inmediatamente haremos una sencilla citología para dilucidar la importancia del proceso; es decir, valoraremos si es “bueno” o “malo” y la necesidad de extirparlo o no.

La citología de la que hablamos es muy sencilla de hacer: bastará un pinchacito en el bulto para que podamos extraer las células que lo componen y tras procesarlas en nuestro laboratorio, observarlas detenidamente al microscopio. De esta manera podemos poner nombre a dicho bulto o por lo menos, saber la estirpe celular de la que proviene, información imprescindible para que decidamos dejar el bulto donde está (siempre bajo vigilancia) o extirparlo en el quirófano, dejando mayor o menor márgen cutáneo de seguridad.

Caso aparte, y de mención obligatoria, son los melanomas.

Muchos sois los que nos preguntáis en consulta por esos lunares que se ponen más oscuros, que crecen más de la cuenta, o por supuesto que cogen cierto relieve sobre la superficie de la piel.

Como en nosotros, los humanos, los lunares hay que vigilarlos y protegerlos. Nuestros peludos también tienen melanomas y cuanto antes los diagnostiquemos y quitemos, mejor.

No todos los melanomas son malos, los hay más o menos agresivos, los que se resuelven sólo con cirugía y los que necesitan un tratamiento preventivo posterior, pero ésto solo lo sabremos cuando lo hayamos quitado y mandado a analizar.

Por eso, la prevención y detección precoz es vital.

Nuestra recomendación es fácil: acariciar a vuestros peludos por todo el cuerpo de manera consciente, y aprovechad esa acción para disfrutar ambos además de preocuparos por ellos. Ante cualquier duda: ¡pregúntanos siempre!

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