El hipertiroidismo es una enfermedad que suele afectar al gato adulto y que se produce como consecuencia de un aumento de la producción de hormonas tiroideas, asociado generalmente a un aumento de tamaño de la glándula tiroides.
La glándula tiroides se localiza en el cuello. En condiciones normales es muy difícil poder palparla en los gatos, pero cuando aumenta de tamaño podemos detectar a ambos lados de la tráquea un nódulo o bulto.
Generalmente el aumento de tamaño de esta glándula suele estar asociado a procesos benignos (hiperplasia de la glándula tiroides) y solo en un 1% de los casos pueden ser procesos malignos (carcinoma tiroideo).
Pero lo más importante no sólo es el aumento de tamaño, sino que se produce un exceso de producción de T4, que es una de las hormonas tiroideas.
El exceso de hormonas tiroideas va a acelerar el metabolismo, por lo que un gato con hipertiroidismo puede presentar síntomas como: aumento de su actividad, nerviosismo, aumento de apetito y pérdida rápida de peso, taquicardia, aumento de la sed, agresividad, signos digestivos como diarrea leve a moderada y vómitos frecuentes.
Si el proceso sigue avanzando y no se trata, el cuadro se complica con procesos cardiacos – con hipertrofia de corazón (aumento de tamaño del corazón) y aumento de la presión arterial (hipertensión), pudiendo desencadenar un fallo cardiaco o un fallo renal.
¿Cómo se puede confirmar el diagnostico?
Además de una adecuada exploración física para revisar todas sus constantes vitales, control del peso, presión arterial y electrocardiograma, es importante la realización de una analítica completa de sangre y una prueba especifica de hormonas tiroideas. En el hipertiroidismo los gatos suelen presentar insuficiencia renal y valores de la T4 por encima de lo normal.
¿Cómo se puede tratar esta enfermedad?
Hay 3 opciones de tratamiento:
- Tratamiento médico, mediante la administración diaria de un comprimido especifico que actúan reduciendo la producción de hormonas en la glándula tiroidea. Este fármaco no cura la enfermedad, pero si permite el control a medio o largo plazo de la enfermedad. Es importante la realización de controles periódicos de sangre para ir ajustando la dosis y confirmar que la respuesta al tratamiento es favorable.
- Tratamiento quirúrgico, con el fin de extirpar el nódulo tiroideo afectado que está provocando el problema. La cirugía conlleva un cierto riesgo por la zona de localización de la glándula. En muchas ocasiones puede ser el tratamiento definitivo, pero en otros casos con el tiempo el nódulo puede volver a salir.
- Terapia con yodo radiactivo, este yodo es administrado mediante una inyección subcutánea, en un centro especializado y autorizado y bajo la supervisión de un veterinario, ya que el gato durante unos días elimina material radiactivo a través de la orina. El tratamiento no supone ningún riesgo para el paciente, pero sí para las personas que puedan estar en contacto con él. El gato debe permanecer hospitalizado entre 3-6 semanas hasta asegurarse que la radiactividad ha descendido a niveles óptimos. La inyección del yodo radiactivo es curativa en el 95% de los casos.
Los chequeos anuales de salud son nuestra herramienta perfecta para la detección de patologías como el hipertiroidismo felino.
Los gatos son enfermos silenciosos y cuando manifiestan signos de enfermedad ,a veces es demasiado tarde, por ello te aconsejamos controlar regularmente el estado de salud de tu gato y realizarle un chequeo general al menos una vez al año.