Llega la Navidad, esas fechas tan esperadas en las que solemos hacer más vida familiar, y nuestros peludos, por supuesto, se unen a la fiesta. Ellos, como miembros de la familia que son, no se quieren perder ninguna celebración, y nosotros estaremos encantados de compartirlas con ellos, ¡por supuesto!
En este artículo os queremos animar a disfrutar junto a ellos y sin excluir a nadie, pero siempre con cuidado, que los excesos se pagan.
La gastronomía juega un papel esencial en estas fiestas. Comemos y bebemos más de lo habitual, y ¡qué ganas nos entran de compartir todos esos manjares con nuestros peludos!, ¡qué rico le sabría ese poquito de cordero!, ¿no se tomaría unos trocitos de uva en Nochevieja?
La gastronomía juega un papel esencial en estas fiestas. Comemos y bebemos más de lo habitual, y ¡qué ganas nos entran de compartir todos esos manjares con nuestros peludos!, ¡qué rico le sabría ese poquito de cordero!, ¿no se tomaría unos trocitos de uva en Nochevieja?
Muchas son las gastroenteritis o incluso las pancreatitis que recibimos después de estas fiestas. Así que por favor, cuidado, cuidado nosotros y cuidado con quienes compartimos mesa y se animan a darles de probar algo de nuestra comida.
¿Esto significa que no podemos hacer especiales las Navidades para ellos? No. Claro que podemos, ¡y debemos!.
- Podemos prepararles manjares saludables para ellos de forma que los disfruten y no se arrepientan después.
- Vamos a ponerles un plato como a uno más de los comensales y vamos a llenarlo de esos premios que sabemos que les encantan y toleran bien. A ellos lo que les gusta es que cualquiera de nosotros les demos algo extra, pero no van a reducir su alegría si en vez del cordero les damos unas galletas especiales de Navidad, o una latita de dieta gourmet de atún, cualquier cosa especial que esté hecha específicamente para ellos y que les demuestre que les incluimos en nuestra celebración.
- ¿Y las uvas? Seguro que doce buenos colines de pan, o doce snacks de malta felina les hacen celebrar la llegada del Año Nuevo con la misma ilusión que nosotros.
Aparte de la comida, la Navidad también está llena de excesos en nuestra vida social que implican desplazamientos, estancias fuera de casa, ruidos, cambios de horario… Actos que debemos manejar con cuidado para que ellos no lo paguen sin querer.
Nuestros perros y gatos son muy rutinarios y aunque aceptan alteraciones en las costumbres, cuanto más respetemos su día a día, mejor. Un pequeño esfuerzo por nuestra parte es por ejemplo respetar esas salidas tempranas a pesar de haber trasnochado, o cambiar las zonas de paseo por otras menos bulliciosas o ruidosas.
Si vamos a viajar, preparémonos antes, no a todos los peludos les gusta hacerlo y debemos facilitarles el proceso lo máximo posible. Estudiemos la zona donde vamos, qué prevención debemos tener en cuenta para que vuelvan igual de sanos que se han ido, cómo les podemos facilitar el viaje, si vamos a convivir con otros peludos facilitémosles la convivencia.
Hay muchos detalles que nos pueden parecer menores dentro de nuestra vorágine navideña que para ellos sí son importantes.
Si tenéis dudas sobre cómo hacer una Navidad segura para vuestro peludo, ¡preguntádnos! Estamos siempre a vuestra disposición para organizar unas fiestas en las que, si nos permitís, los verdaderos protagonistas sean ellos.
Se lo merecen.