Las gatas son poliéstricas estacionales…
Este “palabro” significa que tienen varios celos seguidos en determinadas estaciones del año, especialmente en invierno durante los meses de noviembre a febrero, ya que en el celo influyen las condiciones meteorológicas y en concreto el número de horas luz/oscuridad.
En el caso de las gatas no se produce un sangrado por la vulva, los síntomas son más comportamentales.
Suelen dejar de comer, estar más cariñosas, tienden a restregarse por nuestras piernas y emiten maullidos más intensos para llamar la atención de los machos.
Estos síntomas se repiten durante varios días a la semana, descansan uno o dos días y vuelven de nuevo a ciclar, en ellas la ovulación esta inducida por la monta, por lo que siempre que son montadas por un macho se genera la ovulación y la consiguiente gestación. De ahí que sean tan prolíficas.
Las gatas no tienen menopausia, tienen el celo durante toda su vida. Aunque a medida que envejecen la frecuencia de los celos y la intensidad de estos disminuye.
¿Cómo afecta el celo de las gatas en los machos?
En el caso del gato el celo viene determinado por el aumento de las hormonas masculinas, lo que hace que su orina tenga un olor característico y además aumenta el marcaje hormonal, por lo que puedes encontrarte orines en áreas fuera de la bandeja, para marcar el territorio.
Recuerda que el celo genera un desgaste físico muy grande para ellos, por lo que, si no quieres tener gatitos, la recomendación es siempre pensar en la esterilización, los estudios demuestran que un gato (macho o hembra) esterilizado vive mas años y además disminuye considerablemente la incidencia de tumores de mama, en las gatas que suelen ser malignos.