En más de una ocasión nos habéis comentado la odisea de traer a vuestro gato a la clínica, por el simple hecho de tener que meterle en el transportín, una situación sin duda estresante tanto para el gato como para su tutor.
¿Cómo puedes solucionar este asunto?
Consejos
- Elige un transportín rígido, desmontable y amplio en el que tu gato pueda venir cómodo.
- Es importante acostumbrarlo desde pequeño.
- Comienza quitando la puerta del transportín y utilízalo como su casita, introduce sus juguetes, chuches e incluso una latita de su comida preferida.
- Si aún así no hay forma de hacerle entrar, puedes impregnar una mantita o toalla con feromonas positivas como Feliway para que sea una experiencia placentera.
- Es importante que no asocie sólo el transportín con el viaje al veterinario. Una vez que se meta en él, puedes realizar pequeños paseos por la casa con la puerta cerrada para que se acostumbre al movimiento.
- Puedes también realizar simulacros para meterlo dentro haciéndolo como un juego, manejándole suavemente y con cariño.
- Cuando viajes con él, deja el transportín en el suelo del vehículo ó fíjalo con el cinturón de seguridad para evitar movimientos inesperados durante el trayecto.
- Es importante tapar el trasportín con una mantita o toalla para que tu felino se encuentre más resguardado
Una vez estéis en la clínica, evita colocar el transportin en el suelo.
A los gatos les gusta observar todo desde las alturas y se encuentran más seguros en lo alto, por ello en la clínica disponemos de estanterías especiales reservadas para ellos.
En consulta, es importante hablar bajito y con suavidad para que tu gato no se asuste, abriendo el transportín suavemente y acariciarlo para darle seguridad, poniendo en práctica todos los simulacros de interacción realizados en casa.
Una vez finalizada la consulta procede a realizar el mismo procedimiento que al llegar, dejando el transportín en alto y manteniéndolo tapado.
Esperamos que con estos consejos consigas hacer su viaje en trasportín lo más placentero posible.