Si vas a adquirir un perro, o ya lo tienes y es braquicéfalo, este artículo te interesa para conocer mejor las particularidades de estas razas.
Un perro braquicéfalo es por definición cualquiera que en su morfología lo veamos “chato”, es decir, cabeza corta, cara achatada, nariz corta y a menudo con sus orificios más estrechos de lo normal, ojos saltones y en general con un ronquido al respirar o agitarse provocado porque tienen el paladar blando más largo de lo normal —aunque esto no se ve externamente—.
Si hablamos de razas, citaremos como las más típicas el Bulldog francés, Bulldog inglés o el Pug Carlino; aunque englobamos también como braquicéfalos al Bóxer, Pekinés, Lasha Apso e incluso otros menos reconocibles – no tan braquicéfalos puros – como el Cavalier, Shih-Tzu, Sharpei o hasta el gigantesco San Bernardo.
Lo más típico de estas razas es el llamado “síndrome del braquicéfalo”, que consiste en que tienen el paladar blando más largo de lo normal y eso provoca que se entrampe con la glotis y produzcan el ronquido tan característico de la raza al respirar; esto se ve agravado por la estrechez de los orificios nasales ya que al tener dificultad para respirar por la nariz, lo hacen por la boca y eso genera más ronquido todavía. Además, los más afectados por este síndrome, presentan la tráquea más estrecha y corta de los normal, lo que complica todavía más la respiración.
Este síndrome puede ser peligroso, sobre todo con ejercicio extremo y/o las temporadas de mucho calor.
El “síndrome del braquicéfalo” se puede aliviar mediante una sencilla cirugía que realizamos en la clínica; y cuanto antes se haga, mejor, ya que los músculos del paladar blando están tersos y la intervención tiene mejor pronóstico.
Además del tan conocido síndrome, las razas braquicéfalas también tienen más facilidad de padecer problemas oculares debido a la gran exposición de las córneas y a veces por falta de lágrima en el ojo. Igualmente es importante detectarlo a tiempo para poner tratamientos preventivos que ralenticen la degeneración corneal todo lo posible.
Por último, estas razas son muy propensas a los problemas alérgicos y digestivos. La piel suele ser muy sensible a los alérgenos ambientales y presentan con facilidad atopias (alergias a algún componente del ambiente) que se manifiestan con picor de ojos y patas en los casos leves, y en los casos extremos, de todo el cuerpo. Y finalmente – aún siendo la patología menos llamativa de todas, su sistema digestivo también se puede ver alterado, sobre todo por generar gases excesivos que ambientan, de manera dudosamente agradable, nuestra casa…
Después de todo ésto os preguntaréis:
¿Qué hago yo entonces si tengo, o voy a tener, un perro de raza braquicéfala?…
¡Pues disfrutar de él y con él a tope! Como amantes de los animales, no podemos dejar de reconocer que son de los peludos más graciosos, cariñosos y simpáticos que hay; pocos los igualan en espontaneidad y vitalidad. Como veterinarios, os aconsejamos venir a la clínica a preguntarnos por los programas de prevención para braquicéfalos, pues como siempre, detectar y poner solución temprana en mucho mejor que curar. Estamos a vuestra disposición!