¿Nuestros peludos sordos? Pues sí, es una posibilidad que debemos tener en cuenta y que tenemos que afrontar en cuanto lo detectamos.
Es conocido que hay algunas razas de perro y gato que tienen mayor predisposición genética a la sordera, por ejemplo los dálmatas, o los abisinios, y parece que los individuos de pelo blanco y ojos claros tienen todavía mayor probabilidad.
Nuestro peludo puede ser sordo de nacimiento o adquirir la sordera con su desarrollo. La sordera se produce por una alteración en el tímpano o en el sistema nervioso relacionado, y lo que percibiremos nosotros es:
- que nunca nos hace caso cuando le llamamos o que un peludo que siempre nos atendía, de repente parece que nos ignora y ni nos mira cuando le llamamos desde fuera de su campo de visión, o
- que duerme en exceso y le cuesta despertarse, o
- que un miembro de una camada muerde mucho más fuerte que sus hermanos porque no escucha las quejas de los demás en el juego de aprendizaje.
Aparte de por los síntomas evidentes, hoy en día se puede diagnosticar la sordera mediante técnicas avanzadas de estimulación mediante sonidos y evaluación de la respuesta a los mismos en la actividad cerebral. Es complejo, pero lo tenemos al alcance de nuestros protocolos diagnósticos gracias a la colaboración con los especialistas de la Facultad de Veterinaria de Madrid.
En casa podemos valorar la sordera haciendo ruidos desde algún sitio cercano a nuestro peludo pero fuera de su campo visual. Deben ser ruidos como mover unas monedas, chasquear los dedos, arrugar un papel…, actos que supongan generar el ruido sin tener que movernos mucho. Por supuesto también podemos usar nuestra voz con mayor o menor intensidad.
Con la edad nuestros peludos tienden a perder la audición, especialmente los perros; en estos casos, nuestra relación con ellos cambia en el sentido de que debemos tenerlo en cuenta para estar siempre dentro de su campo visual y quizá tener cuidado cuando los soltamos o dependen de que les podamos avisar de algún peligro. Pero estos animales que pierden el oído por edad, ya están educados y no van a necesitar ninguna técnica especial de apoyo más que nuestro cariño y comprensión.
Caso diferente son los que nacen sordos o los que pierden el oído en sus primeros meses o años de vida. Con estos peludos debemos aprender a relacionarnos de una manera específica, siempre mediante signos o movimientos exagerados de las manos que puedan relacionar con una orden determinada, por ejemplo: agitar un pañuelo rojo en el parque significa que venga con nosotros, y por supuesto premiarles cuando lo aprenden para que repitan el proceso.
Hay técnicas y trucos de aprendizaje para peludos sordos que podemos trabajar en la clínica para que un peludo sordo y toda su familia puedan llevar una vida normal, fácil y segura. No dudes en preguntarnos si crees que necesitas nuestra ayuda.